FUENTE: El Mercurio

“Antes de lograr el cambio, los chilenos tuvieron muchos episodios de haber estado cerca, donde se generó frustración”


El líder opositor, radicado en Madrid, compara el proceso vivido en Chile antes del plebiscito de 1988 con el recorrido de la oposición venezolana.

Luego de cinco años en distintas cárceles, Leopoldo López (1971) salió de su arresto domiciliario el 30 de abril de 2019. Fue el peak del movimiento contrario al régimen de Nicolás Maduro liderado por Juan Guaidó -entonces titular de la Asamblea Nacional (AN, Legislativo) que lo nombró Presidente encargado-, quizás los meses en que la oposición venezolana estuvo más cerca de lograr el cambio. López debió luego refugiarse en la Embajada de España en Caracas, y en los meses siguientes el impulso decayó.

En octubre pasado, López escapó de Venezuela. Estuvo primero en Colombia y luego en Madrid, donde se radicó con su familia. En videoentrevista con “El Mercurio” desde la capital española, el máximo referente de la oposición venezolana compara el proceso de Chile que llevó al triunfo del No en el plebiscito de 1988 con el camino que recorre actualmente la oposición venezolana, dice que alcanzaron un acuerdo con las distintas facciones contrarias al chavismo y destaca el compromiso de la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.

-¿De qué manera está trabajando para sacar a Maduro del poder desde que llegó a España?

“Nosotros estamos haciendo un gran esfuerzo. Hablo de nosotros en un plural grande. Esta no es la labor de una sola persona, sino de millones de venezolanos, que también incluye a muchos liderazgos, partidos políticos, sectores democráticos, y por supuesto quien tiene la primera responsabilidad de conducción es el presidente Guaidó. Pero nosotros estamos como Chile hace muchos años cuando estaban en dictadura, y tuvieron que articular la lucha entre quienes estaban adentro y quienes estaban afuera. Nosotros no estamos afuera por voluntad, al igual que millones de venezolanos yo quisiera estar en mi país, y lo que nos toca es articular el esfuerzo de todos para generar la presión y que permita tener un escenario de elecciones libres, de alguna manera similar a lo que sucedió en Chile luego de una lucha de muchísimos años.
Nosotros estamos muy conscientes, y espero que el mundo también lo esté, de las dificultades y las tareas que tenemos por delante. Maduro no es solo un dictador, es criminal, una persona que ha sido señalada por la ONU, por la comisión de Derechos Humanos liderada por la expresidenta de Chile Michelle Bachelet, que ha identificado a Nicolás Maduro como un violador sistemático de los derechos humanos.

Ante esta dificultad, nosotros tenemos como principal premisa articular la unidad de todos los sectores democráticos dentro de nuestra pluralidad y a partir de allí continuar.
La experiencia chilena nosotros la hemos estudiado bien, nos ha enseñado mucho. Pero como me dijo una vez el expresidente Ricardo Lagos: ‘El caso de ustedes es mucho más difícil y complejo por muchas razones’. Una de ellas es que Maduro es un criminal con una actitud totalmente indolente a cometer crímenes directos no solo contra sus disidentes, sino también hambrear al pueblo”

-¿La comparación con el caso chileno sigue siendo válida?

“Todos los casos son distintos, eso lo hemos aprendido a sangre y fuego. Sin duda de la experiencia chilena nosotros hemos obtenido muchas lecciones o muchas indicaciones de temas importantes. Por ejemplo, leer o hablar con gente que fueron protagonistas de la construcción de la unidad política para lograr el cambio en Chile. Cuando hablas con cualquier chileno que estuvo directamente vinculado con el proceso de transición, independientemente de que vengan del PS o la DC, todos reconocen que la clave estuvo en haber logrado una unidad dentro de la diversidad, incluso dentro de estrategias antagónicas en tiempos y momentos que parecían contrarias unas con las otras.
Sin embargo, como te decía anteriormente, el caso venezolano es más complejo porque Maduro se ha convertido en un tirano. Recientemente, el expresidente de España Felipe González me decía: ‘Se habla que Venezuela es una dictadura, pero la realidad es que Venezuela es una tiranía’. Las dictaduras tienen su propia lógica interna, sus propias reglas que no respetan derechos humanos y libertades, pero tienen unas reglas y unas lógicas. Y el caso de Venezuela, es una tiranía porque total y absolutamente depende de la voluntad del dictador. No solo es el problema de la criminalidad de Maduro sino también su vinculación con el narcotráfico y la corrupción”.

-¿Ve otras diferencias con la experiencia chilena?

“Otra diferencia con el tema de Chile es que no estamos enfrentado solo a Maduro. Enfrentamos a una dictadura que cuenta con respaldo de países poderosos. China, Rusia, Turquía, Irán y Cuba, le dan un apoyo a la dictadura que va mucho más allá del apoyo que nosotros recibimos. Nosotros recibimos un apoyo declarativo, diplomático, que agradecemos. No quiero que me malinterpreten. Pero la dictadura recibe apoyo militar, en inteligencia, blanqueamiento de capital que viene de la corrupción, de la refinación del oro de sangre que viene del sur de Venezuela”.

-Otros liderazgos de la oposición, como Henrique Capriles o María Corina Machado, se han mostrado contrarios a la estrategia seguida por usted y Guaidó. ¿Se pueden componer esas fracturas?

“Cuando se habla del tema unitario, se entiende que es buscar un entendimiento en posiciones divergentes, pero que tiene que fundamentarse en los mínimos. Construir a partir de los mínimos, no de los máximos. Si nosotros hiciéramos un planteamiento maximalista nunca llegaríamos a ningún entendimiento.

Durante las últimas semanas hemos venido haciendo un tema muy intenso para poder articular un acuerdo de esos mínimos. Y hemos llegado a un entendimiento que incluye a todas las personas que tú has mencionado, pero mucho más allá, porque incluye a sectores de la sociedad civil.
Y ese acuerdo de mínimos lo fundamentamos en dos grandes objetivos. El primero, avanzar hacia elecciones justas, libres y verificables. El segundo es que le demos prioridad, dentro de nuestras posibilidades, a atender la tragedia humanitaria que hoy se está viviendo en Venezuela. Sabiendo que la mejor política para poder atender la tragedia humanitaria que ha provocado un éxodo masivo, el más grande que ha sucedido en el continente americano, es con el cambio político”.

-¿Qué faltó para conseguir sacar a Maduro del poder cuando la oposición tuvo el mayor impulso en 2019, después de la aparición de Juan Guaidó?

“Creo que lo primero, y volvemos un poco a la mismo, es que Maduro es un dictador. Él no está ahí por ser querido por el pueblo. Maduro tiene un nivel de rechazo, voy más allá, es aborrecido por el 85% de los venezolanos. La pregunta es cómo se mantiene en el poder. Pues a punta de sangre y fuego. Si la gente sale a protestar, la respuesta de la dictadura es que sale a matar, literalmente. Tú preguntas por qué no hemos logrado salir de la dictadura, es porque es una dictadura cruel que requiere continuar con la lucha hasta que lo logremos”.

-Preguntaba por el momento específico de 2019.

“No se terminó de materializar lo que era necesario, que es el apoyo del sector militar. Tampoco logramos en aquel momento por las vías de una negociación logar una elección presidencial. Se hicieron todos los intentos y se seguirán haciendo. Nosotros estamos muy conscientes del nivel de expectativas que se creó el año 2019. Al no lograrse ese objetivo (sacar a Maduro), por supuesto que eso genera frustración en parte de la población. Pero eso jamás puede ser una razón para que nosotros dejemos de luchar. Y va a llegar el momento del cambio. No tengo ninguna duda. Cuando ocurra eso, evidentemente el análisis sobre lo que ha sido todo este trayecto será distintos. Porque así son estos procesos y así me lo relatan los chilenos que durante los años previos a la transición, antes de haber logrado el cambio, tuvieron muchos episodios de haber estado cerca del cambio, donde se generó frustración.
Ahora, ¿dónde está la clave del liderazgo? En la determinación y el compromiso de seguir adelante a pesar de que el viento no este a favor. Ahí se mide el verdadero liderazgo y la determinación de querer lograr un cambio”.

-¿Se diluyo el impulso de Guaidó?

“No, yo no diría que está diluido. Evidentemente que Guaidó sigue siendo el venezolano con más respaldo popular. Ahora, que los niveles de agrado y de apoyo hayan disminuido desde el 2019 es lógico por lo que te estaba diciendo, hubo una gran expectativa y no se ha materializado el cambio.
Eso no significa que Guaidó no siga con la responsabilidad de seguir liderando ese proceso. Voy más allá, Juan Guaidó ha recibido el reconocimiento de más de 60 países, incluyendo a Chile, como presidente encargado, y eso es un punto de partida, son unas bases que nos permiten construir. Siempre existe desde la dictadura la intención de dividirnos, y eso ha llevado a un ataque permanente a buscar disminuir o sacar de la escena a Juan Guaidó, pero no han podido. Sigue Guaidó liderando un proceso y no tengo duda que estamos a las puertas de un nuevo ciclo de movilización, y eso lo hemos vivido los venezolanos muchas veces.
A los largo de estos últimos 20 años hemos tenido muchos signos en los que hemos estado arriba y luego abajo. Ahora nos toca volver a construir un ciclo ascendente para aumentar la presión y seguir intentando recorrer un camino que nos lleve hacia la libertad y la democracia”.

-¿Qué mensaje les envía a los miles de venezolanos que salieron durante la pandemia y no han encontrado las mejores condiciones en los países de acogida debido a la crisis económica generada por el coronavirus?

“En Venezuela la situación es tan insoportable que los venezolanos han tenido que salir por millones. Quienes salen tienen la certeza de que la semana que viene no consiguen comida o que los van a matar, y están dispuestos a caminar kilómetros y kilómetros con la incertidumbre de lo que se van a encontrar, pero con la certeza de que si se quedan en Venezuela, la situación será peor que cualquier incertidumbre que encuentren en Colombia, Ecuador, Perú, Argentina o Chile”.

-Han surgido algunas críticas por el tono de una videoreunión esta semana entre Maduro y Bachelet. ¿Cómo lo ve?

“No puedo hablar del tono porque no estuve en esa conversación. Lo que sí te digo es que la expresidenta Bachelet ha sido muy firme en los informes que ha presentado sobre Venezuela. Vamos un poco hacia atrás, durante 2017, principios de 2018 había muchas críticas hacia Bachelet, se pensaba que ella como Presidenta había tenido contacto, intercambio con Chávez, y que iba a ser benevolente con lo que estaba ocurriendo en Venezuela.
Finalmente ella vino a Venezuela. Luego leyó el informe, que ha sido un parte aguas, es decir, en la interpretación de lo que ocurre en Venezuela hay un antes y después del informe de la expresidenta Bachelet. Yo como venezolano y como víctima que ha sido registrada por los informes de la ONU, te puedo decir que no tengo sino palabras de agradecimiento por el compromiso y la seriedad que ella ha mostrado, y no creo que habiendo escrito, publicado y asumido en los informes anteriores, pueda retroceder sobre esa posición”.

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