FUENTE: El Mundo

Desde el pasado noviembre el régimen torturador de Nicolás Maduro ha iniciado una nueva etapa en su programa de destrucción de los Derechos Humanos en Venezuela: una campaña para negar, blanquear y minimizar el historial de detenciones arbitrarias; desapariciones forzadas; tratos crueles, inhumanos y degradantes cometidos en contra los detenidos y sus familias; de las innumerables formas de violencia física, verbal y psicológica -que incluye la violencia de género- ejecutadas sobre las víctimas; de las sistemáticas prácticas de tortura; así como del asesinato, por acción u omisión deliberada, de ciudadanos, civiles o militares que permanecían detenidos, acusados de los más descabellados y falsos delitos, solo por ejercer su derecho a la protesta o expresar opiniones favorables al cambio política en Venezuela. Como si no bastaran los crímenes cometidos, ahora se proponen distorsionar los hechos, aplastar los sufrimientos padecidos.

La campaña de minimización, blanqueo y negación de los hechos se ha llevado a cabo utilizando varios mecanismos: diligencias diplomáticas, abiertas o soterradas; campañas de desinformación; contratación de lobistas; malversando la reputación de los denunciantes; y, muy importante, con la entrega a la Corte Penal Internacional de tres informes que el Ministerio Público de Venezuela, bajo el control total de Maduro y Cabello, ha realizado el 30 de noviembre del 2020, el 5 de febrero de este año, y, el más reciente, el pasado 30 de abril. El extremo cinismo de la operación se sintetiza en la frase de Tarek William Saab, cuando dice que los informes se refieren a “las actuaciones del Estado venezolano en la defensa de los Derechos Humanos”.

Quiero llamar la atención sobre un aspecto crucial: que Tarek William Saab, encargado de los informes de blanqueo, es uno de los responsables, por omisión activa y ocultamiento sistemático, de los crímenes cometidos por el régimen, régimen del que es pieza clave y velador activo.

A Saab lo designaron en agosto de 2017. En estos casi cuatro años, su actuación visible ha consistido, primordialmente, en aparecer para defender, relativizar o justificar las violaciones a la Constitución Nacional y a los Derechos Humanos, pero sobre todo, ha sido sistemático en el silencio cómplice, tolerante y hasta protector de la violencia del Estado en contra de ciudadanos indefensos y desarmados.

Tarek William Saab: ni una palabra sobre centenares de casos de torturas. Ni sobre centenares de desapariciones forzadas. Nada sobre tratos crueles y degradantes hacia los presos políticos y hacia sus familiares. Ni una palabra sobre civiles juzgados en el ámbito militar, bajo condiciones de opacidad y absoluta arbitrariedad procesal.

Tarek William Saab: Ni una palabra sobre la demolición de las instituciones democráticas. Sobre las acciones ilegales de destitución y detención de alcaldes. Nada sobre el despojo, también ilegal, de la inmunidad parlamentaria de venezolanos que fueron escogidos por el voto popular.

Tarek William Saab: Nada sobre el asesinato de líderes indígenas y el desplazamiento forzado de comunidades. Nada sobre la entrega de control del territorio a grupos de la narcoguerrilla. Nada del ELN, de las ex FARC, de los grupos que obedecen a Gentil Duarte. Nada sobre el asesinato de civiles por parte de la FAES en Apure.

Tarek William Saab: Ni una palabra sobre la tortura y las violaciones como políticas de Estado. Nada sobre el señalamiento del informe La determinación de los hechos de la ONU, de que se han cometido crímenes de lesa humanidad bajo órdenes de Maduro, Cabello y el Alto Mando Militar. Nada ha dicho de las cadenas de mando. Ni tampoco sobre los patrones con el que proceden los ejecutores de la persecución y la violencia.

Tarek William Saab: Ni una palabra, ni un asomo de solidaridad hacia quienes han sido sometidos a asfixia con bolsas plásticas, golpes con tubos o bates, descargas eléctricas en los genitales, amenazas de muerte o violación sexual, privaciones sensoriales, desnudez forzada, cortes y mutilaciones en las plantas de los pies y bajo las uñas, rociamiento con gases lacrimógenas en espacios cerrados, castigos como “la crucifixión” o “el pulpo” que dislocan para siempre la estructura ósea de los detenidos.

Tarek William Saab: Nada sobre La tumba, El bañito, El tigrito, El submarino y otros lugares del infierno carcelario del régimen. O sobre la detención de menores de edad. O sobre los centros de tortura clandestinos. O sobre la experiencia que significa que tres personas sean encerradas en un espacio de 2 por 2,75 metros. O que suministren a los presos comida con gusanos. O mezclada con excrementos. O que la depositen en el mismo recipiente que le ha servido al detenido para orinar o defecar.

Tarek William Saab: ¿Acaso esos tres informes revelan las mentiras y contradicciones de las  sucesivas declaraciones emitidas por él mismo sobre el asesinato de Fernando Albán?

Tarek William Saab: Enemigo de las víctimas. Encargado del siguiente programa de violación de las víctimas de violaciones de los Derechos Humanos en Venezuela: borrar lo sucedido y promover que todo ha sido una invención de las víctimas, de sus familiares, de los abogados y de las ONG’s que han denunciado estos horrores.

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