Fuente: EsDiario

El próximo domingo, 28 de julio, Venezuela tiene una cita con la historia que la oposición democrática al chavismo quiere que sea la definitiva. Las elecciones presidenciales de ese día están levantando una gran expectación porque habrá observadores internacionales de la ONU y del Centro Carter. La figura clave, tras la inhabilitación de la popular María Corina Machado, es la del opositor, Edmundo González. En él están puestas todas las esperanzas. En ESdiario hemos hablado con la figura más emblemática de la oposición venezolana, Leopoldo López.​​

Esta vez sí que puede ser. Esta es la sensación que cunde entre la oposición venezolana que concurre con pocas fisuras a la gran cita electoral del 28 de julio. Le preguntamos a Leopoldo López cual es el motivo de tanto optimismo. “Porque en esta oportunidad la diferencia es abrumadora. Hay una diferencia de más de 40 puntos porcentuales entre nuestro candidato Edmundo González, el candidato unitario de todos los partidos democráticos, y Nicolás Maduro, que representa la opción de continuidad de la dictadura. Nosotros hemos ido a elecciones anteriormente y las hemos ganado. La última fue en el 2015, a finales del 2015, cuando ganamos 2/3, la Asamblea Nacional con 56% de los votos. Ahora el país está totalmente destruido”

Las trampas de Maduro

Porque la oposición venezolana está acostumbrada a ganar procesos electorales pero no tanto a gobernar,  o se han acostumbrado a que su victoria quede diluida en la maraña del régimen y sus trampas. El caso más significativo es el aludido por Leopoldo López, y la clara victoria opositora en 2015, en las elecciones legislativas. Desde entonces, hace ya casi diez años, han pasado muchas cosas y los partidos democráticos han aprendido lecciones. Ahora, Nicolás Maduro, pone al máximo nivel sus bravuconadas y hablar de “baños de sangre y guerras civiles. Sin embargo, el país está tan destruido que Leopoldo López duda que un llamamiento a la violencia tuviera demasiada repercusión en la población.

Soñando con el día después

De momento cabe soñar y esperar. Nicolás Maduro está agotado, el “madurismo” es la versión más grotesca del invento de Hugo Chávez que trae por la calle de la amargura a este país tan lleno de riquezas. Si el sueño se hace realidad, la labor de reconstrucción se irá ingente y los partidos diversos, ahora alineados con el objetivo común de derribar al régimen, tendrán que ponerse de acuerdo. Leopoldo López ya imagina cómo podría ser el mapa dela transición. “Hay una historia de la oposición democrática de trabajar unidos en los momentos críticos y  así va a ser. La Transición va a venir en dos etapas una primera etapa de julio a enero, que será una etapa que se irá definiendo el acuerdo,  y a partir de el 10 de enero, pues entrará un nuevo gobierno que yo estoy seguro que estará presidido por Edmundo González”.

Con España en el corazón

Leopoldo López lleva residiendo en España desde 2020, cuando consiguió salir de Venezuela. Antes, estuvo preso en la terrible prisión de Ramo Verde, tras unas protestas juveniles de 2014. Se ha convertido en una referencia para todo la oposición venezolana, ayudado en España por el empuje de su padre, Leopoldo López Gil, eurodiputado en la última legislatura europea por el Partido Popular. A pesar de las discrepancias con mediaciones como las de Rodriguez Zapatero, España sigue siendo un punto clave en el tejido de alianzas que pueden surgir en una nueva Venezuela postchavista.

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