En los últimos doce días he estado conversando con cientos de venezolanos que se sienten contrariados por el resultado del pasado 7 de octubre. La mayoría de ellos me dice que la lucha sigue, que debemos levantarnos, que hay que seguir adelante; ellos lo tienen muy claro: el camino rumbo a un país mejor comienza.
Hay unos pocos, sin embargo, que embargados por la frustración me repiten que no hay esperanza, que no vale la pena seguir luchando, que llegó la hora de tirar la toalla. Entiendo la desazón por la derrota, esa sensación de angustia frente unos resultados adversos que truncaron la posibilidad de un cambio político profundo en Venezuela en los próximos meses. Pero a ellos les digo: no confundan la tristeza con la rendición, ni la ansiedad con la desesperanza. Esta lucha ha sido un largo camino en el que hemos sufrido varios tropiezos, pero también grandes triunfos y es hora de ponerse de pie con determinación y seguir trabajando en la construcción de una nueva mayoría, porque razones hay de sobra.
En la alternativa democrática estamos convencidos que el camino es el de la voluntad popular, el del voto y la expresión del pueblo. En esa ruta, llena de obstáculos, hemos tenido victorias y derrotas. En la última elección, es cierto, no se alcanzó el objetivo planteado; un revés que llegó después de dos triunfos importantes en 2008 (cuando logramos reconquistar las gobernaciones en los estados más importantes del país) y en 2010 (cuando ganamos el voto popular en las elecciones parlamentarias).
Sufrimos un revés, es cierto, pero de los resultados podemos extraer datos importantes. La alternativa democrática, por ejemplo, no ha asistido a un evento electoral en los últimos seis años donde no obtenga más votos que el anterior: en el 2007 sumamos más votos que en 2006; en 2008 más que en 2007; en 2009 más que en 2008; en 2010 más que en 2009; y ahora en 2012 crecimos mucho más que en 2010, hasta llegar a los 6,5 millones de venezolanos que se sumaron a la propuesta del cambio, la seguridad y el progreso. Ha sido usted, con su voto, el que ha impulsado el crecimiento de la de la base electoral de la alternativa democrática año tras año, en una progresión que no debe detenerse.
No hablamos sólo números; somos venezolanos de carne y hueso; venezolanos que creen en un país mejor, con más seguridad y menos polarización; venezolanos que queremos bienestar y progreso, más tranquilidad y menos enfrentamiento.
No sólo crecimos en respaldo popular, sino también en organización: por primera vez en la historia, la coalición unitaria llegó a tener el control de 99,85% de las mesas (en el 0,15 por ciento tuvimos problemas diversos, lo cual afecto a cerca de 40 mil votantes y que debemos atender en los próximos eventos electorales). Este músculo de voluntarios, estudiantes, trabajadores, profesionales y técnicos estará al servicio de los 23 candidatos unitarios de las fuerzas democráticas en las elecciones regionales del domingo 16 de diciembre.
Es hora de reforzar el trabajo social con las redes populares y profundizar nuestro modelo de organización para brindar un acompañamiento eficaz y permanente a los venezolanos en la solución de sus problemas cotidianos; problemas que siguen allí; problemas a los que darle solución es la verdadera razón por la que estamos en política; problemas que no desaparecieron el 7 de octubre. Por ello, no es una opción, es una obligación moral con millones de venezolanos, seguir con más fuerza y con más Fe.
Es el momento de profundizar en la estrategia de aproximación casa por casa, pueblo por pueblo, calle por calle, para seguir sembrando la semilla del cambio en todos los rincones de nuestra patria.
Vamos a seguir recorriendo el país, toda la unidad, acompañando a todos nuestros candidatos a gobernadores, sin importar del partido que sean.
Y estoy convencido de que con tu fuerza, con tu apoyo y tu participación, seguiremos creciendo. Muchas veces los cambios no se dan a la velocidad que uno desea, pero es seguro que ese cambio lo venimos construyendo, que ese cambio viene y que viene más temprano que tarde. Porque somos millones los que seguimos en este camino. Fuerza y fe, Venezuela.