Fuente: El Mundo
Esta red de corrupción es una de las razones por las que Maduro se mantiene en el poder y uno de los hilos que sostienen la maquinaria de represión.
En los últimos días, ha salido a la luz un escándalo que tiene su origen en la Amazonía venezolana: 104 lingotes de oro han llegado a España de la mano de una trama de corrupción. Este no es cualquier oro. Se trata de oro de sangre, un término que no solo alude a su procedencia criminal, sino también al horror humano y medioambiental que lo acompa-ña. Este oro no brilla, está manchado por la destrucción de la Amazonía, la violencia de grupos criminales y la opresión de todo un país bajo la dictadura de Nicolás Maduro.
DEVASTACIÓN AMBIENTAL Y SOCIAL.
Este oro de sangre no solo representa la riqueza extraída de la tierra, sino también la devastación de grandes zonas de la Amazonia venezo-lana. Según los estudios realizados por la ONG SOS Orinoco, la explotación minera en el Arco Minero del Orinoco ha contaminado rios con mercurio, afectado la capacidad hidroeléctrica del país y desplazado comunidades indígenas enteras, cuyas tierras ancestrales han sido tomadas por bandas criminales y fuerzas del ré-gimen. Es fundamental que el mundo sepa que detrás de cada lingote hay una historia de destrucción ambiental y social sin precedentes.
RED DE CORRUPCIÓN Y CRIMEN.
Lo que resulta aún más alarmante es la red de actores que se benefician de este negocio ilícito. La minería en Venezuela está controlada por grupos armados como las FARC, el ELN y bandas criminales como el Tren de Aragua, que operan con impunidad. Además, la dictadura de Maduro ha delegado el control del oro a sus más cercanos aliados, militares y empresarios y comisionistas dentro y fuera de Venezuela que constituyen una élite económica corrupta.
Este oro forma parte de una red internacional de corrupción, como se evidencia en el caso de lingotes de oro, valorados en 68,5 millones de dólares, que involucra a la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, y al empresario español Víctor de Aldama. La ope-ración, descubierta por la Guardia Civil española, se remonta a diciembre de 2019 y expone un sofisticado esquema que utilizaba vuelos desde Moscú a Caracas, pasandopor Zambia, con la supuesta intención de aparentar transportar suministros médicos, cuando en realidad llevaba oro. Este episodio evidencia cómo el oro venezolano es traficado clandestinamente, blanqueado a nivel internacional y utilizado para corromper autoridades en España.
El periodista David Beriain presentó en su documental Clandestino: Amazonas un estudio exhaustivo sobre las mafias del oro en el Amazonas venezolano. En su investigación, Beriain mostró cómo estas organizaciones criminales han establecido redes que controlan la minería ilegal, operando con total impunidad y explotando a las comunidades indígenas locales. Su trabajo revelo las condiciones inhumanas en que miles de personas son forzadas a trabajar, mientras los beneficios se distribuyen entre actores corruptos y criminales, reforzando la destrucción ambiental y social en Venezuela.
El oro de sangre venezolano también ha sido parte de una red de corrupción más amplia. Entre los casos más notorios están las exportaciones de oro a Turquía y los Emiratos Árabes Unidos, donde toneladas de oro venezolano se han vendido en operaciones que evaden sanciones internacionales. Además, el Departamento del Tesoro de EEUU ha sancionado a individuos y empresas por usar el oro venezolano para lavar dinero a través de sistemas financieros globales. Incluso el contrabando de oro hacia países vecinos como Colombia y Brasil ha sido facilitado por fuerzas militares venezolanas y redes criminales, lo que demuestra cómo este recurso sigue financiando actividades ilegales, incluyendo el narcotráfico.
UNA ECONOMÍA CRIMINAL.
Aunque Venezuela fue conocida por ser una potencia petrolera, en los últimos años, bajo el régimen de Maduro, se ha transformado en una economía criminal. El oro de sangre, junto con el tráfico de petróleo, la cocaína y el contrabando, forman los pilares de esta nueva economía. Estos son los motores que mantienen a flote el aparato represivo que sostiene la dictadura. Las élites militares y económicas que rodean a Maduro no son simples cómplices; son beneficiarios directos de este sistema criminal que ha convertido a Venezuela en un Estado fallido.
EL IMPACTO HUMANITARIO.
El impacto humanitario de este sistema criminal es devastador. Las comunidades indígenas y los trabajadores en las minas son víctimas de explotación laboral, violencia y condiciones inhumanas. Las mafias del oro, que controlan las zonas mineras, someten a estas personas a un ciclo de pobreza y terror. Muchos son forzados a trabajar en condiciones extremadamente peligrosas, y aquellos que se resisten enfrentan violencia brutal. Este panorama de destrucción social y ambiental demuestra el costo humano real detrás del oro de sangre.
EL IMPACTO INTERNACIONAL.
El hecho de que este oro haya llegado a España es un recordatorio de que los efectos de esta economía criminal no se limita a Venezuela. España y otros países europeos no pueden ser cómplices involuntarios de este comercio. Es crucial que se adopten medidas firmes para garantizar que este oro no siga contaminando otras economías e instituciones democráticas.
Cualquier relación económica con el régimen de Maduro está inextricablemente ligada a la corrupción, a la explotación de recursos naturales y a la represión del pueblo venezolano. Esta es sin duda una oportunidad para analizar la relación comercial que hoy tiene España con el petróleo de sangre.
Las transacciones financieras o comerciales con la dictadura perpetúan el sufrimiento de la población y fortalecen a una economía que se sostiene sobre la ilegalidad. Romper estos vínculos es esencial para combatir la corrupción y aliviar el sufrimiento del pueblo venezolano.
El oro de sangre es solo uno de los múltiples hilos que sostienen la maquinaria de represión en Venezuela. Es una de las razones por las que Maduro se mantiene en el poder después de haberse robado las elecciones el pasado 28 de julio. España y Europa deben actuar, no solo para sancionar a los responsables, sino para cortar las vías de financiamiento de una dictadura que ha llevado a un país entero al abismo. El oro de Venezuela, así como el petróleo, la cocaína y el contrabando, son los pilares de un sistema que debe ser desmantelado. Es responsabilidad de la comunidad internacional, y de España en particular, no ser parte de esta estrategia.
Leopoldo López