Cientos de historias, miles de kilómetros y un solo camino rumbo al futuro. Llevamos muchos años recorriendo las calles de ciudades, pueblos, barrios y caseríos de toda Venezuela para escuchar el clamor de un pueblo que sufre cada día la violencia, la inseguridad, el desempleo, la inflación, el sectarismo y la ineficacia de un gobierno que se quedó estancado en el pasado, sin capacidad para solucionar los principales problemas que sufre nuestro pueblo.
Ha llegado la hora de retomar ese camino, volver sobre nuestros pasos y visitar casa por casa, tocar puerta por puerta, para llevar a cada hogar de Venezuela nuestra propuesta de progreso y futuro.
Caminamos paso a paso rumbo a un futuro que nos reclama unidad y trabajo duro. No hay atajos: la construcción de la mejor Venezuela, esa Venezuela del progreso que todos soñamos, nos pide compromiso y humildad para sumar esfuerzos, ilusionar a millones de venezolanos y abrir las puertas del cambio el próximo 7 de octubre.
Nuestro país es grande y hermoso, lleno de gente trabajadora y creativa; su futuro jamás dependerá de un solo hombre. Venezuela nos necesita a todos, y este proyecto de renovación e inclusión ofrece soluciones para la construcción de un futuro mejor. Todos somos necesarios en una batalla cuyo objetivo no es sólo cambiar un gobierno fracasado, o sustituir a un presidente agotado; nuestro compromiso es construir un nuevo modelo de país incluyente, participativo, donde todos los derechos sean para todas las personas.
Todos seremos protagonistas del cambio porque aquí no hay mesías, sólo servidores públicos que entienden que el poder es un préstamo. Por eso cada día son decenas de miles los que se contagian del entusiasmo de una alternativa renovadora y progresista, con un liderazgo honesto y comprometido en la construcción de un futuro mejor.
La política es mucho más que un espectáculo televisivo, y la fuerza del cambio y del progreso se siente por todo el país. Por eso intentan sacarnos del camino con trampas violentas, como la que vimos el fin de semana pasado en Cotiza, cuando unos sujetos armados dispararon contra el pueblo de Caracas y provocaron heridos de bala. Se equivocan. La violencia es el arma de los que no tienen razón, y nosotros no nos engancharemos en una confrontación estéril. Ellos quieren intimidarnos con sus armas, pero los venezolanos ya desterramos hace tiempo el miedo de nuestros corazones.
Ya no hay vuelta atrás, porque la fuerza de la esperanza de todo un país ha doblegado los viejos temores. Desde el Comando Tricolor sembraremos por todo el país la alegría, el entusiasmo y la ilusión por un futuro distinto, por un país de oportunidades y progreso para todos por igual.
Hoy le decimos al mundo que estamos listos para el cambio, para abrir las puertas del futuro y convertir a Henrique Capriles Radonski en el próximo presidente de la República. Debemos echar a un lado el temor y sacudir la apatía para ser protagonistas del cambio. Por eso nos verás con alegría y entusiasmo caminando por las calles de todos los municipios del país, sin miedo y con mucha ilusión para sembrar nuestro mensaje de progreso y consolidar esa nueva mayoría que ya florece en todos los rincones de la patria. Fuerza y fe, Venezuela.
