Para salir de una dictadura y transitar el camino hacia un régimen de libertades e igualdad, debemos dar un primer paso: reconocer que no estamos en democracia, y que es nuestro derecho inalienable luchar por construirla. ¿Cómo hacerlo? Primero con ideas, y siempre con acción. ¿Qué acciones? La lucha siempre será no violenta, pero nunca será pasiva o complaciente.
Esta es una fórmula sencilla y poderosa, que esta semana pudimos compartir con un grupo destacado de líderes políticos y sociales de todo el mundo que se reunieron en Praga, República Checa, para brindar su testimonio de lucha por la libertad de sus pueblos en el marco de la iniciativa Forum 2000.
Allí alzamos nuestra voz para explicar que en Venezuela no existen los pilares fundamentales de una democracia: no se respetan los derechos humanos, hay perseguidos y presos políticos, desapareció la independencia de poderes públicos y las instituciones del Estado están al servicio de un partido político, fomentando la exclusión y la polarización de una sociedad agobiada por una severa crisis económica.
Hablamos con Frederik De Klerk, el responsable de acabar, junto a Nelson Mandela, con el oprobioso régimen del apartheid en Sudáfrica. A él le contamos cómo el gobierno venezolano discrimina a los millones de venezolanos que piensan distinto.
Hablamos con Aung San Suu Kyi , la valiente líder opositora de la dictadura militar en Birmania. A ella le explicamos cómo este gobierno ha destrozado la democracia y mantiene en la cárcel y en el exilio a un grupo de venezolanos, perseguidos por razones políticas.
Hablamos con el Dalai Lama, Tenzin Gyatso, líder de la digna resistencia del Tibet en el exilio. A él le contamos sobre nuestra lucha por construir un movimiento social y político que promueva una Venezuela donde todos los derechos sean para todas las personas, sin exclusiones.
Hablamos también con la periodista Yoani Sánchez, la corajuda bloguera disidente cubana. Con ella comentamos cómo los venezolanos y los cubanos debemos estrechar nuestros lazos en la lucha por la libertad de nuestras naciones. Para eso firmamos una carta de intención para comprometernos a luchar juntos por la democracia, con la idea de incorporar en este frente a demócratas de Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Argentina.
El testimonio de estos incansables luchadores por la democracia, además de decenas de activistas y académicos de todo el mundo, nos ha dado mucha fuerza para mantener nuestro compromiso por la construcción de un régimen de libertades y justicia social en nuestro país. No estamos solos. Sus experiencias de lucha y resistencia pacífica desde Egipto, Cuba, Libia, China, Bielorusia, Irán, Burma, Rusia y Tibet son un ejemplo de determinación y compromiso moral para enfrentar abierta y activamente a gobiernos autoritarios, dictaduras y regímenes totalitarios.
Todos ellos enviaron un mensaje de coraje al pueblo venezolano, para mantener la motivación, el optimismo, la acción permanente. Nos reiteraron que las leyes nacionales no son suficientes, y que es necesario un compromiso internacional con la promoción y la defensa de los derechos humanos. Por eso debemos intensificar nuestra organización, articularnos para la protesta activa, no violenta. Es nuestro derecho y nuestro deber luchar por la construcción de una vigorosa democracia. Hoy, más convencido que nunca, les pido que tengamos fuerza en la acción y fe en la convicción, para saber que si podemos tener una mejor Venezuela.