Estado venezolano se ha convertido en una máquina destructora de empleos

(27.04/11) Ayer estuvimos en una asamblea de ciudadanos en el sector del Manicomio en Caracas donde participaron vecinos de La Pastora, Lídice y Catia y conversamos sobre  el aumento salarial decretado por el Ejecutivo Nacional y todos coincidimos en que definitivamente tal aumento no compensa en lo absoluto la inflación que azota a las familias venezolanas, ni mucho menos los puestos de trabajo que el Estado ha eliminado en todo el país a través de su política de confiscaciones y expropiaciones.

Realmente sólo es un paño de agua caliente para quienes tienen un empleo formal. Pero, ¿qué pasa con los cientos de miles de venezolanos que hoy no tienen empleo formal y que con estas medidas no se les da respuesta?

Si  llevamos el salario mínimo oficializado en 2010 a dólares (Bs. 1224,00=$471,00) y lo comparamos con el actual incremento también en dólares (Bs. 1508,00=$360,00), es evidente que el venezolano hoy devengará 24% menos en dólares que lo que obtenía por su trabajo el año pasado.

El Estado se ha convertido en una máquina de destrucción de empleo, en una instancia donde se identifica una fábrica, una finca, un comercio todos con potencial productivo y acto seguido lo expropia, lo confisca y meses después la gran consecuencia es el desempleo de miles de venezolanos.

Hoy en Venezuela existe una política anti-laboral porque es el Estado el que impide que se discutan las convenciones y contrataciones colectivas, es el Estado el que criminaliza el derecho a huelga y la protesta de los trabajadores por sus derechos y es el Estado el que irrespeta la constitución al quitarle a los trabajadores sus derechos constitucionales.

Este modelo económico fracasado donde el Estado pretende manejar desde las areperas y los carros por puesto hasta la banca y los medios de comunicación debemos frenarlo profundizando en la organización de los venezolanos para abrir las compuertas del cambio en el 2012 para que la gente se convenza de que se puede generar empleos y buenos salarios en un ambiente de tranquilidad y paz, pero sobre todo que se puede generar un futuro de progreso. Pensemos en cómo abrir las oportunidades para que quienes hoy están desempleados, mañana sean mujeres y hombres de progreso, productivos, que contribuyan a la construcción del futuro que queremos para Venezuela.

Leopoldo López

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