Un obstáculo, para la cohesión y el mantenimiento de una disciplina estratégica por parte de las fuerzas alternativas en la lucha por la democracia, es la dispersión de frentes que se abren por las acciones y atropellos del Gobierno. Prácticamente cada semana hay un tema de relevancia que requiere el apoyo de todos y ante el cual sería irresponsable no reaccionar, pero la cantidad de frentes abiertos ha impedido profundizar y revertir muchos de ellos.
Veamos los últimos meses y preguntémonos: ¿qué tienen en común la huelga de hambre de Franklin Brito, la expropiación de la red de hipermecardos éxito y de otras empresas, haciendas y fundos, el cierre de 34 emisoras de radio, de RCTV Internacional y TVS, el reconocimiento de que 42% de los módulos de Barrio Adentro están cerrados, los 19.000 homicidios ocurridos en 2009, la muerte, represión y detención de estudiantes y sindicalistas por protestar, la violación de la autonomía universitaria, las huelgas de hambre de los internos en los penales, las manifestaciones de los transportistas por la inseguridad, la negación de derechos laborales, el incumplimiento del Estado en la entrega de viviendas, la existencia de presos políticos, las inhabilitaciones políticas sin una condena penal?
Viendo cada uno de estos temas por separado se genera una impotencia en los ciudadanos al no saber por donde ni como darle coherencia a un esfuerzo que requiere de todos para lograr la fuerza, cohesión y organización de la nueva mayoría que quiere un cambio. Esta situación nos lleva a luchar de coyuntura en coyuntura, muchas veces sin cerrar ciclos ni concretar avances. Esto contribuye, por un lado, a que se genere frustración en los ciudadanos porque no perciben resultados concretos en la lucha y, por el otro, que se origine desaliento y una sensación de que la sociedad y los factores políticos los ‘abandonan’, tan pronto sale a la luz pública un nuevo acontecimiento.
¿Cuál puede ser el hilo conductor de todas estas situaciones? La Constitución. Todo esto basado en que los hechos mencionados, y otros lamentables por los que estamos pasando, tienen en común una clara violación de alguno de los derechos que están consagrados en ella. Por ejemplo:
- 19.000 homicidios ocurridos en 2009 representan una violación de los artículos 43 y 55, los cuales consagran la inviolabilidad del derecho a la vida y que toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a través de los órganos de seguridad ciudadana.
- La existencia de presos políticos constituye una violación del artículo 49, que anuncia que el debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas y, por tanto, toda persona debe ser considerada inocente hasta que se demuestre lo contrario, ser juzgada por sus jueces naturales y gozar de un juicio sin retardos injustificados.
- El cierre de 34 emisoras de radio y de RCTV y TVS supone la violación de los artículos 57 y 58, que determinan la libertad de expresión y el derecho a una comunicación plural.
Para tener más fuerza en la resistencia frente al atropello, debemos estar unidos. No se trata solo de la unidad de la oposición, sino de estar unidos desde lo más básico y desde la más sentida de las aspiraciones: que todos los derechos sean para todas las personas, sin exclusiones ni privilegios.
Al centrar esa aspiración en la exigencia, acción y protesta por el cumplimiento de los derechos sociales, políticos, económicos y ambientales, hacemos de la Constitución un punto de encuentro y ubicamos la protesta dentro del marco constitucional. No se trata de una lucha legal (lo cual se incluye por supuesto), sino de una lucha fundamentalmente política en la que los derechos consagrados de los venezolanos no sean letra muerta.
(Articulo publicado por Leopoldo López en El Nacional – 29/01/10)