Fuente: The Objective

En el convulso panorama político de Venezuelapocas figuras han tenido un impacto tan significativo y polarizador como Leopoldo López (Caracas, 1971). Cofundador del partido Voluntad Popular y voz vehemente contra el régimen de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, López ha sido un pilar en la lucha por la democracia y los derechos humanos en su país. Su trayectoria incluye momentos de gran reconocimiento internacional y de considerable sufrimiento personal, habiendo sido arrestado y encarcelado debido a su oposición al chavismo, y habiéndose visto obligado a huir a España y a vivir en el exilio desde entonces.

Esta huída tuvo lugar en octubre de 2020, casi dos años después de la fallida «Operación Libertad» y tras haber pasado tres años en prisión y otros dos en arresto domiciliario. El 30 de abril de 2019, el entonces presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, publicó un vídeo en las redes junto a Leopoldo y un grupo de militares leales a la oposición, anunciando la liberación de López y el inicio de un intento de arrebatar el poder a Maduro. A lo largo del día, López participó activamente en movilizar a los seguidores de la oposición y en los esfuerzos por convencer a más militares de sumarse al levantamiento. Sin embargo, a medida que el intento de golpe fracasaba y se hacía evidente la falta de apoyo de las fuerzas armadas, López buscó refugio en la Embajada de España en Caracas, donde permaneció hasta su exilio.

Desde Madrid, López sigue siendo una figura influyente en la política venezolana y un incansable defensor de los derechos humanos, continuando su lucha contra los regímenes autocráticos a través de diversas plataformas y organizaciones internacionales. En esta entrevista para THE OBJECTIVE, cuenta cómo ve el futuro inmediato de su país, con un escenario económico catastrófico y unas elecciones presidenciales programadas para el próximo día 28 de julio en las que los sondeos presagian una gran derrota de Nicolás Maduro.

P.- Han pasado ya cuatro años desde que tuvo que venirse a Madrid. ¿Qué tal se han adaptado usted y su familia a vivir en el exilio? 

R.- Mira, el exilio es difícil. Y como lo describe Platón en su novela sobre Sócrates, al final Sócrates decidió tomarse el veneno en lugar de aceptar la oferta de irse de Atenas. Eso yo creo que refleja un poco ese desgarro que puede significar el exilio, sobre todo el exilio político. Porque una cosa es irse del país teniendo la posibilidad de volver y que sea tu decisión regresar o no, y otra es no poder hacerlo. Y en el caso de quienes nos dedicamos a la política, pues el país es la pasión. Sin embargo, ha sido una oportunidad para asumir esta nueva etapa. Yo siempre se lo comento a mis amigos, que también están en el exilio, que lo más importante del exilio es asumir que estás en el exilio, asumir tu presente. Y yo me he dedicado en estos años a fundar una nueva organización que se llama World Liberty Congress, que es una alianza de quienes luchamos por la democracia dentro de países autocráticos. Comenzó como una idea en el año 22 y rápidamente hemos crecido. Hoy tenemos delegados de 56 países, todos ellos autocráticos. En la Alianza está el quién es quién de los movimientos de protesta por la democracia del mundo. Y por supuesto, sigo muy vinculado a Venezuela. Divido mi tiempo entre la parte del Liberty Congress, trabajo también en un tanque de pensamiento en Washington, el Wilson Center, y Venezuela. Al final sigo dedicado a mi pasión, que es la libertad, que es la democracia. Yo entiendo perfectamente que la realidad de Venezuela no es una realidad sólo local, tiene una dimensión global muy clara. La influencia de Rusia, de China, de Irán, de Cuba, de Bielorrusia, en Venezuela se manifiesta en todos los ámbitos: en el militar, en el energético, en el de los negocios corruptos… Y entender y accionar en función de esa dinámica global es parte de la lucha.

Y a nivel personal, pues la familia bien. Yo creo que España es un lugar que le da muy buena acogida a los latinoamericanos, a los venezolanos. Somos muchos. Entre los que eran españoles y vivían en Venezuela y se vinieron, los que somos venezolanos y vinimos, y los que tenían otra nacionalidad europea y vinieron somos casi 800.000 personas. Yo me considero venezolano todos los días, todos los días caminando en la calle me encuentro con algún paisano, esta mañana me conseguí a dos. Ahora, seguramente cuando salgan consiga a dos o tres más. Y es una manera de vivir. Aquí en España, y en Madrid en particular, hay una realidad: nuestros olores, nuestros sabores, nuestro sonido, nuestra música, también están presentes. Siempre hay un pedacito de Venezuela que consigo en muchas esquinas de Madrid. 

P.- Aparte del World Congress y de su trabajo en el ‘think tank’, ¿de qué otras formas ha seguido luchando por la libertad en Venezuela? 

R.- Mire, yo sigo dirigiendo Voluntad Popular, que es el partido que fundé. Sin embargo, quienes tienen la primera línea de responsabilidad, y así lo hemos asumido, son quienes todavía están en Venezuela. El partido, a pesar de todas las dificultades, ha crecido mucho, se ha fortalecido en la adversidad. Pero yo sigo muy, muy vinculado. Yo hablo todos los días con Venezuela, estoy muy empapado de de lo que está ocurriendo, y sobre todo de estos próximos días que van a ser cruciales, porque tenemos una cita con el destino, que yo espero que sea hacia la democracia, en menos de 15 días.

P.- ¿Y cómo ve estas próximas elecciones? Los sondeos presagian una voluntad de cambio bastante grande. ¿Ve esto plausible? 

R.- Yo estoy muy optimista. Muy optimista por distintas razones. La primera de ellas, que tú la mencionas, es que el deseo de cambio de los venezolanos nunca había sido tan determinante. Nosotros hemos ido a elecciones, las hemos ganado. La última que ganamos de manera contundente fue a finales del 2015, cuando ganamos dos tercios de la Asamblea Nacional con 56% de los votos. Y en esta oportunidad, los sondeos le dan a nuestro candidato Edmundo González más del 65% del apoyo y a Maduro menos del 20. La brecha es muy, muy amplia. Entonces, esa es la primera razón por la que estoy optimista. La segunda es que hemos logrado otra vez, a pesar de las especulaciones que siempre hay al respecto, la unidad de todos los factores alrededor de un candidato [Edmundo González], alrededor de un liderazgo también, que es el de María Corina Machado. Y alrededor de una estrategia, que es participar en esta elección y comenzar una transición que pueda generar estabilidad. La tercera razón es que hay una evidente fractura y debilitamiento del régimen. Maduro luce cansado, incoherente, fastidioso, y su coalición nerviosa por lo que pueda ocurrir.

Sin embargo, a pesar de estas razones que nos hacen ser optimistas, Maduro es Maduro, y Maduro es un dictador, y la estructura de poder en Venezuela es la estructura de una dictadura criminal que en el pasado ha robado elecciones, que ha continuado con su represión. Represión que en estos últimos días se ha acentuado incluso más todavía. Perfectamente Maduro puede intentar darle un palo a la lámpara, como decimos en Venezuela, y anunciar unos resultados que no tengan que ver con lo que es la expresión de la gente. Personalmente yo creo que no, no va a ser un un escenario fácil para robarse la elección, porque hay una claridad en los venezolanos de que hay una gigantesca mayoría que quiere cambio. Y es normal que sea así, porque Maduro representa lo que hoy es Venezuela, y Venezuela hoy es un país que tiene un colapso generalizado, comenzando por las instituciones democráticas. Luego la destrucción casi completa de la economía, que ha pasado de ser una economía petrolera a una economía criminal, a una economía disminuida en el 80% del PIB, un colapso de los servicios públicos, de salud, de educación, de agua potable, de electricidad y el rostro de estos desastres es Maduro. Eso lo tienen muy claro los venezolanos, por lo cual yo creo que hay una realidad de cambio que se palpa en Venezuela. 

P.- Como ha señalado, a pesar de este optimismo, Maduro tendrá que ser el que entregue el poder. ¿Cree que lo va a poner difícil de alguna manera, o que podría, por ejemplo, llegar a inhabilitar a Edmundo González de aquí a las elecciones, como ya hizo con María Corina?

R.- Maduro puede hacer eso y más, porque lo ha demostrado. En los últimos diez años, ha metido presas a 15.000 personas. Eso se dice fácil. De los cuales más de 500 son de mi partido, Voluntad Popular. Es decir, es una realidad que conozco muy bien. Yo he tenido muchos compañeros que han ido a la cárcel, muchos que han sido torturados, otros que han sido asesinados y muchos que hemos tenido que salir al exilio. Eso es una realidad que está allí. Como te digo, Maduro puede hacer eso y más. Sin embargo, ya estamos apenas a 15 días, y cada día que pasa es más costoso que revierta la elección. Y si pretende robar la elección, pues pondrá en una posición de decisión a muchos, incluyendo a la Fuerza Pública, que tendrá que tomar la decisión de si salen a reprimir sabiendo que hay consecuencias. Porque en el año 14, cuando yo convoqué la protesta conjuntamente con María Corina Machado y Juan Guaidó y otros, Maduro salió a reprimir y se pensaba que había un manto de impunidad. Los que reprimían, los que disparaban, los que asesinaban, los que encarcelaban, los que sentenciaban, pensaban que eran anónimos. Ha pasado mucha agua bajo el puente, y hoy es evidente que esos nombres están siendo investigados a nivel de la Corte Penal Internacional, a nivel de la ONU y yo creo que se lo van a pensar dos veces el salir a reprimir, a disparar, a encarcelar, torturar y matar solo por mantener a quien, incluso para ellos, es el emblema del desastre. Porque si bien es cierto que hay una cúpula corrupta dentro de la estructura de poder, incluyendo al sector militar, la realidad es que la inmensa mayoría de los militares y los policías de Venezuela también están sufriendo lo que sufren los venezolanos en el día a día con respecto a la tragedia humanitaria que se está viviendo, a la calidad de vida, y al acceso a los servicios públicos.

P.- ¿Diría que las recientes negociaciones del régimen con los Estados Unidos pueden ser un paso en la dirección de una transición más pacífica?

R.- Los Estados Unidos y la dictadura iniciaron una negociación bilateral luego de la invasión a Ucrania. Creo que la prioridad en aquel momento de la administración Biden era el tema energético y el tema migratorio. Por lo cual el tema de la transición a la democracia pasó a un tercer lugar. Sin embargo, los venezolanos han revertido esa dinámica. Para muchos diplomáticos, analistas y tomadores de decisiones con respecto a qué hacer en Venezuela, hace apenas unos meses pensaban que la elección era una oportunidad perdida, que era imposible revertir lo que ya parecía una dictadura total y absolutamente consolidada. Pero han sido los venezolanos en las calles, con su opinión, con su movilización, con sus voces, con su rechazo a Maduro, los que han revertido esto. Y creo que en la última ronda que se dio hace dos semanas entre Estados Unidos y la dictadura quedó en evidencia, por lo que informaron las partes y particularmente por lo que informa Estados Unidos, que su prioridad para cualquier cosa es el respeto a los resultados de la elección del 28 de junio. Y espero que sea así. 

P.- Volviendo al tema del fraude electoral, que como recordaba, ha ocurrido ya en otras ocasiones, ¿qué medidas está tomando o va a tomar la oposición para tratar de garantizar un conteo justo? 

R.- Ahí hay fundamentalmente dos cosas que se están haciendo y se están haciendo muy bien. Lo primero es garantizar que la gente vaya a votar. La disposición al voto es altísima. El día 28 vas a ver ríos y ríos de gente saliendo a votar, esperanzados en el cambio. Y lo segundo que nos toca, y también lo estamos haciendo con mucha organización, disciplina y con una experiencia de muchos años de recorrido, es tener presencia en absolutamente todas las mesas de votación. Eso nos va a garantizar tener información en tiempo real de lo que esté ocurriendo a nivel nacional y con la información precisa de cada acta que se emita de cada mesa de votación. 

P.- En el mejor de los casos, con Maduro, abandonando el poder de manera pacífica, ¿qué vendría después? ¿Qué pasos tendrían que seguir para restaurar la democracia y el estado de Derecho? 

R.- Bueno, va a ser un proceso con varias etapas. La primera de ellas va a ser del 28 de julio al 10 de enero. La toma de posesión es el 10 de enero. Entonces allí van a haber seis largos meses de una primera etapa de la Transición. Todo esto va a depender mucho de lo que suceda el 28 y de la reacción de la dictadura. Yo creo que hay un escenario en el que Maduro incluso se quede más solo dentro de la estructura de poder. Así ha sucedido en otros países que han transitado, que han hecho una transición a la democracia, en donde el dictador se queda solo, y la estructura, una vez manifestada una voluntad abrumadora por parte de la gente de un cambio, acompaña en ese proceso, como ha sucedido en muchos países Suráfrica, España, Chile y otros. Eso va a requerir de un proceso de transición en donde la estructura de poder actual se entienda con una estructura legitimada por el voto. Y como te digo, los primeros meses la prioridad, según mi punto de vista, va a tener que estar puesta en cómo se estructura esa transición para que pueda ser estable, para que pueda ser creíble, para que el 10 de enero se pueda generar una toma de posesión fluida que dé garantías para todos los actores. Y cuando digo todos los actores, repito lo que dice Edmundo González, nuestro candidato, que es incluso oportunidades políticas y garantías políticas para quienes hoy están en el poder. Evidentemente hay un capítulo importante que se tendrá que definir, que es todo el tema de la justicia, porque hay una cadena de violaciones de derechos humanos, de corrupción, en donde hay unos responsables. Y todo ese tema será una parte muy importante de este proceso de transición.

P.- ¿Tienen algún plan para que este proceso sea inclusivo para todo el pueblo de Venezuela, por ejemplo mediante la celebración de consultas o referéndums? 

R.- Mira, sin duda ahí hay distintos escenarios, pero como te digo, todo va a depender de lo que suceda el 28. El mejor escenario es que Edmundo González gane la elección, que esa misma noche sea reconocido por Maduro, y que comience un proceso de entendimiento en estos meses antes de la toma de posesión. Ese es el escenario ideal. Sin embargo, hay el escenario contrario. En el otro extremo está que Maduro anuncie unos resultados que no correspondan con la voluntad de los venezolanos y que eso tenga una reacción —como estoy seguro que la va a tener— por parte de los venezolanos que hoy están, no solamente con la determinación de salir a votar, sino hipermovilizados. Sea lo que hemos visto en las últimas semanas, en los últimos meses, es un país hipermovilizado, no solo en las capitales, sino en los pueblos pequeños en los que salen decenas de miles de personas. Y yo creo que esas personas tienen una conexión directa con lo que vaya a suceder ese día, y reaccionarán acorde. 

P.- Si finalmente ocurre este segundo escenario en el que Maduro no se presta a entregar el poder, ¿cree que la comunidad internacional debería intervenir de alguna manera? 

R.- Bueno, yo espero que sí. Sobre todo, cuando se habla de la comunidad internacional, yo creo que es importante definir de que estamos hablando. El mundo es muy grande, y la verdad es que la mayor cantidad de los países del mundo son autocráticos y tienen grandes potencias que lideran ese bloque, Rusia, China e Irán siendo las principales. Y la otra parte de la comunidad internacional, la de las sociedades abiertas, de las democracias, que es minoritaria en número de países, pero que serían los llamados a tener una posición en todos los terrenos: en el terreno diplomático, en los terrenos estratégicos, en terreno económico, con respecto a lo que vaya a suceder en Venezuela. Creo que tendrán ese papel en todos los escenarios, y creo que un escenario positivo para Europa, para España, para los Estados Unidos, Canadá… Va a ser estratégica la participación de esos países en una transición que nos permita insertar a Venezuela en el espacio internacional que le corresponde, que es el de los países libres democráticos, de las sociedades abiertas, y no de los países cerrados, corruptos, autocráticos, a donde pertenece hoy la estructura de poder de Venezuela. 

P.- Y en cuanto a la economía, ¿tienen en la oposición algún plan bien establecido para devolver la inflación a unos niveles sostenibles? 

R.- Sí, de ese tema se ha venido trabajando mucho desde hace muchos años con distintos grupos de economistas. Venezuela hoy está en una posición muy precaria desde el punto de vista económico. El PIB llegó a caer el 80% en diez años, algo nunca visto en ningún otro país. Venezuela dejó de ser un país petrolero. Cuando llegó Chávez al poder producíamos 3,7 millones de barriles, hoy menos de 700.000. La estructura económica de Venezuela hoy es una estructura criminal vinculada al tráfico de cocaína, al contrabando, a la extracción corrupta, opaca e invasiva y destructiva del oro, y el manejo corrupto, opaco de lo que queda de la industria petrolera. El gran desafío en el corto plazo va a ser iniciar una transición también en lo económico, y desde mi punto de vista, la prioridad en el plano económico tiene que ser elevar el poder adquisitivo de los venezolanos. 

P.- Otro de los problemas que ha tenido tradicionalmente la economía venezolana es que, si bien la dependencia al petróleo le ha otorgado mucha bonanza, en ciertos momentos, también la hace muy vulnerable a las fluctuaciones en el precio por barril. ¿Tienen algún plan de diversificación a este respecto? 

R.- Sin duda. Y eso ha sido un tema presente en Venezuela en los últimos 40 años y nunca se ha hecho, pero creo que estamos en una posición que no es la mejor posición desde el punto de vista económico, pero sí para repensar el país con la idea de permitir un modelo económico que se deslastre del estatismo histórico y del hiperestatismo que derivó en corrupción, que promovieron Chávez y luego Maduro. Creo que hay una claridad hoy por parte de los venezolanos de que los controles, el estatismo, el Estado siendo dueño de, en el caso de Venezuela, más de 6000 empresas, no es el camino a recorrer. Yo creo que Venezuela está posicionada para tener un modelo económico de apertura, un modelo económico que permita el flujo de capitales del sector privado con garantías, con un marco institucional y regulatorio que dé credibilidad y que permita una diversificación que no será por otra razón que por la absoluta necesidad de tener un modelo económico que permita generar crecimiento y bienestar para los venezolanos. En la situación en la que estamos hoy. Porque recuperar el sector petrolero a los niveles donde estábamos cuando llegó Chávez al poder va a requerir muchos billones de dólares y mucho tiempo. No podemos depender solo del petróleo, y aquí creo que vamos a convertir lo que es un síntoma de la destrucción del país en una condición de la recuperación y la reconstrucción, que son los millones de venezolanos que están fuera de Venezuela. Muchos de ellos no regresarán. Otros lo harán, pero creo que muchos buscarán la oportunidad de cómo vincularse a través del consumo de distintas maneras: recursos, ideas, iniciativas, emprendimiento. Y creo que el petróleo del siglo XXI va a ser la materia gris de los venezolanos que están dentro y fuera del país, dispuestos a reinventar un país con una economía abierta que permita emprendimiento y garantías, reglas claras. Creo que ese va a ser el camino a recorrer para la recuperación del país y la construcción de un nuevo modelo económico. 

P.- ¿Algún mensaje para todos esos venezolanos que ya han perdido la esperanza en el sistema electoral y en las elecciones? 

R.- Bueno, yo creo que somos menos, ¿no? Yo diría que hoy la inmensa mayoría de los venezolanos estamos esperanzados, y creo que puedes hacer tú mismo una encuesta en la calle con venezolanos y algunos te mostrarán dudas, pero todos dirán «oye, esto es una oportunidad». Yo lo que le diría a los venezolanos que están en Venezuela es que salgan a votar; a los que están fuera de Venezuela, que garanticen que sus amigos, sus vecinos, su familia, salgan a votar. Porque una de las de las manipulaciones de Maduro para este proceso electoral es que dejó por fuera a casi 5,5 millones de venezolanos que estaban en condiciones de votar afuera pero a los que no permitieron el registro. Yo soy uno de ellos, uno de los millones que no vamos a poder votar. Así que los venezolanos que estamos afuera hemos de hacer un gran esfuerzo para que nuestro voto esté representado en los millones de votos que están en el país.

0