Fuente: ABC (Andrés Gerlotti Slusnys)
No hay garantías de ningún tipo, pero Venezuela vuelve a encontrarse ante la posibilidad de un cambio de régimen. El próximo 28 de julio, en unas elecciones que no son «ni libres ni justas», los venezolanos decidirán quién dirigirá al país durante los próximos seis años.
Para hablar sobre este inédito escenario, Leopoldo López recibe a ABC en el despacho de World Liberty Congress, la oenegé prodemocrática que lidera desde Madrid.
P: Maduro no tiene apoyo popular, pero tiene una depurada estructura militar a su favor. ¿Qué papel juegan las Fuerzas Armadas en estas elecciones?
R: Tienen una responsabilidad gigantesca. Son venezolanos que sufren, y están en la estructura más vigilada de la dictadura. No es casualidad que la mayor proporción de presos políticos sean militares, porque utilizan la cárcel, la tortura y la muerte para intimidar a quienes están dentro de las Fuerzas Armadas. El día 28 se va a a ver un país que saldrá en masa a votar por el cambio, y la dictadura tendrá la tentación de poner los resultados que quiera. Entonces el Ejército estará en una disyuntiva si Maduro llama a reprimir, detener, torturar o matar, como hizo en los años 2014, 17 o 19 [cuando sucedieron jornadas de protestas masivas]. Sin embargo, hoy están las investigaciones de la ONU, de la CPI, que representan un claro mensaje para los militares de que no son anónimos, que no se pueden esconder tras la excusa de recibir órdenes superiores, porque cuando cometen estos crímenes, hay una cadena de mando que determina sus responsabilidades. Pero espero que suceda algo distinto, que el 28 gane Edmundo González con la ventaja de 30 puntos que hoy le otorgan todos los sondeos, que se reconozcan los resultados y que comience un proceso de transición. Un proceso que va a requerir, como ha dicho María Corina Machado, una negociación seria.
P: Bajo la amenaza de una jubilación en prisión, Maduro no tiene incentivos para dejar el poder. ¿Cómo hacer más atractiva su salida?
R: Ese es un tema con muchas incógnitas, pero es una coyuntura que han vivido otros países que han transitado hacia la democracia. Sucedió en España, en Chile, en Sudáfrica… Todas experiencias distintas, como será la de Venezuela. Pero creo que hablar sobre eso en estos momentos, con las incertidumbres que hay, no tiene sentido, porque se determinará de acuerdo a lo que ocurra ese día.
P: En las presidenciales de 2018, la oposición decidió no participar porque no estaban dadas las condiciones. ¿Qué cambió?, ¿por qué ahora sí se miden?
R: En aquel momento se venía de una situación compleja, que fue la elección de la Asamblea Constituyente. Se hizo de manera fraudulenta, incluso con el retiro de Smartmatic [la empresa a cargo del sistema de votación], que denunció públicamente que la dictadura había inflado los votos. El régimen tampoco había permitido que se hiciera un proceso de primarias. Era evidente lo que iba a pasar. Y también había una fractura importante en la opinión pública; había una parte muy importante que no estaba dispuesta a votar. Pero en seis años mucha agua ha corrido. Ha habido movilización y frustración. Pero durante el último año y medio, a pesar de las diferencias dentro de la oposición, y precisamente para poder dirimirlas de la manera más legítima, se acordó realizar las primarias en las que María Corina resultó electa. La esperanza que se ha gestado desde entonces, y las pésimas condiciones del país, conducen a una elección en la que la oposición llega con la brecha más grande en estos últimos 25 años.
P: ¿La fecha electoral responde a un adelanto de las elecciones en EE.UU., previendo una victoria de Trump?
R: Puede ser, pero ya es lo que es. Lo cierto es que es una fecha que ellos consideran conveniente.
P: ¿Cómo evalúa la gestión de Trump y Biden con respecto a Venezuela?
R: Siempre ha existido la intención de transitar hacia la democracia. Sin embargo, creo que en la Administración anterior esa fue la prioridad. Luego de la invasión a Ucrania, lo prioritario pasó a ser el tema energético y migratorio. En muchos países se pensó que llegar adonde estamos hoy era imposible, pero eso cambió hace tres, cuatro meses. Incluso ha habido cambios en la Administración Biden con respecto a quién lleva el tema de Venezuela. En este momento, la prioridad es apoyar esta oportunidad de que el país retome la democracia, y eso es algo que conviene a EE.UU., sea quien sea el Presidente.
P: De resultar ganador Edmundo González, queda medio año hasta la entrega de poder, ¿qué espera que suceda en ese período
R: Eso se va a a construir después del 28 y creo que cualquier especulación en estos momentos es eso, una especulación . Pero confío en el liderazgo de Edmundo, María Corina y la Plataforma Unitaria para enfrentar esos días críticos.
P: ¿Cuál es la primera medida que debería tomar Edmundo?
R: La prioridad debe ser decretar el esquema mediante el cual se va a institucionalizar la transición, porque de eso dependerá todo lo demás. Cómo se va a organizar el Estado, las fuerzas políticas, la sociedad civil, los venezolanos.
P: ¿Cuál será el mayor reto que afrontará el país en ese momento?
R: Sin duda, el del poder adquisitivo de los venezolanos.
P: Los chavistas podrán ser minoría, pero existen y están separados del resto de los venezolanos. ¿Cómo se reconcilia el país?
R: Se va a reconciliar bastante rápido, porque hoy esa confrontación es promovida por el Estado. Cuando ese chantaje no exista, habrá convivencia.
P: ¿No cree que haya quienes quieran venganza? ¿Que señalen al que fue chavista?
R: Eso dependerá mucho del ejemplo que den quienes estén liderando. Y si vemos el ejemplo que hasta ahora ha dado Edmundo González como candidato, que no creo que vaya a cambiar como presidente, es un hombre que tiene más bien un mensaje de conciliación.
P: ¿Guarda rencor por lo que le hicieron vivir?
R: No. Y eso lo asumo como una victoria personal, porque el rencor, para cualquier persona que lo siente, es una pérdida en su condición humana. La dictadura también se enfrenta en el plano mental, y yo no le regalo ni mi ‘arrechera’ (enfado).
P: ¿Cuántos presos políticos hay en Venezuela?
R: Ahora hay casi 300, pero esa es una cifra que no refleja la profundidad de la represión, que funciona como una puerta giratoria. En los últimos diez años ha habido más de 15.000 detenciones arbitrarias, según una cifra de [la oenegé] Foro Penal hace unos meses que dice que en estos últimos diez años ha habido más de 15.000 detenciones arbitrarias. Algunas duraron semanas. Otras meses o años. Y muchas de ellas derivaron en torturas duras.
P: ¿Qué mensaje les daría?
R: Mucha fuerza, fé, ánimo y convicción. Que tengan el espíritu de roble.
P: Si todo sale bien, pronto regresará a casa. ¿Qué es lo primero que hará en Caracas?
R: Espero que pueda estar con mi familia y ver con mis hijos el Ávila [la icónica montaña que se impone al norte de la capital]. Y después recorrer Venezuela.
P: ¿Siente que se está perdiendo de algo cuando ve las imágenes de la campaña?
R: No. Parte de lo que tenemos que asumir quienes estamos en el exilio, es que estamos en el exilio. Cuando uno asume eso, encuentra maneras de contribuir, de poner toda tu energía dentro de tu nueva realidad. Eso es lo que a mí me lleva a fundar el World Liberty Congress, que es una manera de apoyar la lucha de Venezuela desde otra dimensión. Estoy claro de que la máxima prioridad del liderazgo está en Venezuela, porque son quienes tienen esa oportunidad, esa primera responsabilidad. Y me siento plenamente identificado con el liderazgo de Edmundo y María Corina.
Venezuela es un país que tendrá todas las oportunidades para repensarse, para reconstruirse, para darle prioridad a todas esas frustraciones que todos hemos vivido de alguna manera. Unos van a regresar, otros no, pero muchos pondrán a disposición sus ideas, sus contactos, algunos recursos, iniciativas para reconstruir a Venezuela, que va a estar llena de oportunidades para mucha gente. Lo más importante es que este sea un proceso que asumamos con el mayor optimismo y la mayor esperanza. Espero que esa sea la energía que se pueda sembrar a partir del 28.