En esta entrevista en exclusiva con DIARIO DE AVISOS, la primera que concede a un periódico canario desde que llegó a España el pasado 25 de octubre, el coordinador del Centro de Gobierno del presidente encargado del país Juan Guaidó, explica cómo fueron sus vivencias durante los seis años que estuvo recluido
Con la democracia siempre por bandera. El opositor venezolano y activista Leopoldo Eduardo López Mendoza (Caracas, 1971) se encuentra en España desde el pasado 25 de octubre, con su familia, tras conseguir salir del país latinoamericano en una operación prácticamente de película de espías, toda vez que soportó algo más de cuatro años recluido por el régimen de Nicolás Maduro en una cárcel militar, tiempo al que se uniría otro año y medio de arresto domiciliario. Con posterioridad, una estancia en la embajada de España en Venezuela, y finalmente su éxodo. En 2017 su padre, el eurodiputado Leopoldo López Gil, recibía en su nombre, dado que él permanecía cautivo, el Premio Taburiente que la Fundación de DIARIO DE AVISOS le concedió por “su irrenunciable lucha e inquebrantable convicción en la reivindicación de que Venezuela recupere los valores democráticos”. Y esta semana, en Madrid, López Mendoza pudo coger el galardón con sus propias manos, en un escenario completamente distinto al de entonces: en libertad y como enlace del Ejecutivo del presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, con Europa. Momentos más tarde, concedió su primera entrevista a un periódico canario en exclusiva al DIARIO, como principal ventana hacia la población de la que, hasta hace poco -antes del último Estatuto de Autonomía-, era conocida como la octava isla.
– ¿Ha tenido oportunidad de contactar con algún canario desde su llegada a España?
“Tuve contacto con Máximo Díaz-Estébanez, el representante de Voluntad Popular en las Islas, y, al fin, me entregaron el Premio Taburiente que me habían dado en 2017, cuando estaba en la cárcel, y muy agradecido. Ya luego en la embajada de España en Venezuela, donde estuve 18 meses, hubo dos ocasiones en las que coincidí con policías canarios, y pasó algo muy cómico porque los canarios hablan como venezolanos y algunos se parecen mucho: en un momento dado, los GEO salieron de la embajada y la policía política de Venezuela, el Sebin, les preguntó que por qué estaban con los españoles, pensando que eran venezolanos. Esas son las experiencias que he tenido recientemente con canarios, pero por supuesto he hablado mucho con mi padre y me ha comentado todas las veces que ha estado allá, todo lo que significa Canarias para los venezolanos. Además, me he encontrado a canarios en la calle en Madrid que me han hecho referencia a la cercanía que tienen las Islas con Venezuela”.
– ¿Tiene previsto visitarlas?
“Bueno, en lo personal le puedo decir que con Canarias tengo una relación de anhelo de ir, porque también tengo un desafío pendiente, que es cruzar el Atlántico en un velero, y la ruta es salir de la Europa continental hasta Canarias y luego subir el Atlántico hasta el Caribe. Me leí en la cárcel tres biografías que me gustaron mucho: una de Magallanes, otra de Colón, de cómo fueron sus viajes, y también la de Humbolt. Todos relatan el mismo paso por Canarias hacia el continente americano, y es algo que tengo pendiente”.
– ¿Cómo sienta la libertad?
“Estuve cuatro años en la cárcel militar de Ramo Verde y luego un año y medio en mi casa por cárcel. Ahora estoy en libertad en España, pero no lo considero estar en libertad plena, porque Venezuela sigue estando en las circunstancias que está. Y eso lo he hablado con venezolanos: tenemos una inmensa responsabilidad, y así lo siento, no solo de regresar a Venezuela, sino de hacer lo que sea necesario para sacarla de la tragedia que están viviendo millones de personas en el país”.
– Durante el tiempo recluido, ¿sintió miedo por su vida?
“Hubo episodios en los que mi vida estuvo en riesgo, sin duda alguna. Varios. En Ramo Verde yo estaba solo; había una torre en la que estaban el resto de presos, y en el otro lado el anexo B, en el que estaba yo. La mayor parte de los cuatro años estuve en confinamiento solitario y en varias oportunidades se hicieron requisas: entraba la policía político-militar con trajes negros, verduguillos (puñales) y fusiles, y onteaban mi celda. Obviamente, en esos momentos pensé que podía haber un atropello físico. Luego, en varias oportunidades caí enfermo. Entonces estaba casi seguro, y luego lo pude confirmar, que me contaminaban la comida. Y una vez que eso ocurre lo tienes en la cabeza siempre, es una situación realmente más que incómoda; sientes impotencia por estar tan expuesto”.
– ¿Cómo supo que era cierto, que le envenenaban la comida?
“El 30 de abril de 2019, cuando salí de mi casa, hubo manifestaciones populares, y uno de los militares que llegó allí había sido custodio en la cárcel; lo conocía muy bien. Y él me relató que la comida a mí me la manipulaban y que había siempre una discusión de cómo continuaban dándole una vuelta más a la tuerca para seguir atropellando mis condiciones”.
– ¿De qué maneras lo hacían?
“Como le digo, me dejaron aislado, en confinamiento solitario, y fueron quitándome cosas que sí tenían otros presos. En una época leía muchísimo, luego me quitaron los libros; me dediqué a dibujar y escribir, pues me quitaron las libretas, los lápices. Y así me fueron quitando todo lo que tenía en la celda hasta dejarme solo con la colchoneta y más nada. Hubo una actitud y unas acciones progresivas por parte de la dictadura de ir asfixiando cada vez más mis condiciones. Cada preso vive su encarcelamiento de una manera distinta; a mí me tocó en aislamiento. Hay otros a los que les ha tocado en hacinamiento, y algunos han sido sometidos a torturas físicas. Amigos míos y personas cercanas me han relatado que les han puesto electricidad en los testículos, que los han guindado de los brazos, que los han dejado totalmente aislados, a oscuras. Es decir, el nivel de atropello y de tortura por parte del régimen de Nicolás Maduro ha ido creciendo y aumentando en crueldad en la medida en que pasan los años. Y esto no lo digo yo, lo relatan de manera muy clara los informes de la ONU, en donde ha quedado claro que lo que nosotros veníamos diciendo durante muchos años es verdad. Hubo mucha gente que pensó que estábamos exagerando. Mi caso solo es uno de más de 400 que están documentados, y creo que uno de los desafíos que tenemos es relatar lo que está ocurriendo; a Maduro en su dimensión criminal, porque no solo es un dictador autoritario, que lo es; no solo es corrupto, que lo es; no solo es una persona que ha destruido la economía y el país, que lo ha hecho, sino que es responsable de haber cometido crímenes de lesa humanidad”.
– Usted hablaba de las concentraciones del 30 de abril, en el marco de la llamada Operación Libertad. ¿Qué es lo que no cuajó entonces? ¿Por qué fracasó el intento de restablecer la democracia en Venezuela, con Juan Guaidó al frente?
“Había el compromiso de algunos militares de distintas jerarquías que se iban a pronunciar luego de la aprobación de una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia. Con eso se había comprometido el presidente del Supremo, Maikel Moreno. De hecho, se había redactado una sentencia y dijo que se iban a anular la Asamblea Constituyente y la elección fraudulenta de Maduro en 2018, y se convocarían elecciones presidenciales libres. Esa sentencia era el detonante para otros pronunciamientos, y al no haber salido, falló todo lo demás. Eso es lo que ocurrió ese día”.
– ¿Estaban respaldados por el Gobierno de Estados Unidos?
“Era una operación más bien interna, entre venezolanos, y que obviamente buscaba que se diese un cambio, que se instalara el Consejo de Estado, que es una figura que está establecida en la Constitución, y que se convocaran unas elecciones libres. Y para ese proceso, de haberse dado, nosotros estamos seguros de que hubiésemos tenido no solo el apoyo de los norteamericanos, de la Administración Trump, sino de Europa. Creo que está muy claro que en Venezuela urge un cambio, salir del dictador Nicolás Maduro, que es el responsable y la causa principal de la tragedia y el sufrimiento de los venezolanos”.
-¿Cómo fue su estancia, tras no completarse la Operación, en la embajada española en su país?
“Primero, solo tengo palabras de agradecimiento al embajador, a su señora y al personal que me recibió y que convivió conmigo durante un año y medio. Sin embargo, fue una estancia muy aislada porque no podía recibir visitas de ningún tipo, aunque tenía la posibilidad de compartir con los españoles que estaban allí, en particular con el personal y con los policías. A mí me gusta mucho el deporte, el boxeo, y con los GEO podía entrenar por lo menos dos veces al día. Eso me mantuvo muy activo y me permitió romper los días, porque me levantaba a las cuatro y media de la mañana y llegaba a trabajar entre 14 y 16 horas. Estaba focalizado en el trabajo”.
– Hace un mes tuvo una salida prácticamente de película. No sé si nos podría relatar cómo fue…
“Solo le puedo decir que fueron horas muy tensas, muy complicadas. Fue un momento para mí muy doloroso, en el sentido de que yo no quería irme de Venezuela. De hecho, cuando estaba en la orilla, antes de cruzar, agarré un puño de tierra y me lo puse en el bolsillo para no olvidarme y tener ese símbolo de la tierra que estaba dejando. Fue un trayecto complicado, en el que se involucraron relativamente pocas personas para lo que fue. Tuvimos que pasar muchas alcabalas. Me encantaría darle más detalles, pero no lo puedo hacer porque tengo el deber de resguardar la seguridad de quienes me ayudaron; la dictadura ya ha detenido a más de 17 personas luego de mi salida. Uno de ellos, un hermano de lucha periodista que se llama Roland Carreño, que trabajaba con nosotros en nuestro partido, todavía está preso. Para mí es muy importante mantener la seguridad de todos los que me ayudaron en esto”.
– ¿Ha recibido apoyo por parte del Gobierno de España en su totalidad, de los dos partidos que forman el Ejecutivo de coalición (PSOE y Podemos)?
“He hablado con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. De parte de él escuché claramente su posición con respecto a Venezuela: que tiene que ser un país libre, democrático, que tenemos que transitar hacia unas elecciones presidenciales libres, justas y verificables, y que él se compromete con la causa por la libertad. En eso fue muy claro, muy enfático, él y quienes lo acompañan. No he tenido oportunidad de hablar con quienes participan en la coalición (Podemos), pero siendo él la cabeza del Gobierno, el presidente y el responsable de conducir las relaciones exteriores, como me dejó claro, entiendo que esa es la posición que tiene España con respecto a Venezuela. Y ha sido así, porque España reconoció a Guaidó el año pasado y ha tenido una posición de apoyo a la necesidad de un cambio político en Venezuela en la discusión del Parlamento Europeo, y por supuesto, nosotros esperamos que siga siendo así. Es que lo contrario es ponerse del lado de Maduro, y en estas circunstancias es ponerse de lado de un violador de los derechos humanos y de una persona que es impresentable ante la comunidad internacional. Creo que cualquier persona, organización o partido que defienda a Nicolás Maduro tiene que estar claro que eso es lo que está defendiendo: a un torturador, a un criminal”.
– ¿Cómo se está viviendo la crisis sanitaria en Venezuela?
“En Venezuela el coronavirus es una de tantas tragedias. Y por la lamentable situación que se vive en el país, no es la principal. La principal es no poder comer. Más de un 90% de la población hoy está en situación de pobreza, según datos recientes publicados por las Naciones Unidas, y más del 50% está desnutrida. Tenemos una pérdida de peso en promedio de 10 kilos por habitante”.
– ¿Cuál es su postura con respecto a las elecciones estadounidenses? ¿Han contactado con Joe Biden o su equipo?
“Ha habido contactos con el equipo de los demócratas que hace vida en el Senado y en el Congreso. Eso no es nuevo, sino que se ha dado desde enero del año pasado; ha sido parte del trabajo permanente de nuestro embajador allá, Carlos Vecchio, y la posición de Estados Unidos con respecto a Venezuela ha sido bipartidista. Recuerde que cuando Juan Guaidó fue a Washington hubo un respaldo tanto de los republicanos como de los demócratas, que le dieron una ovación. Esperamos que la causa de Venezuela en España también sea de todos los demócratas, independientemente de su peso ideológico, su orientación. Ese mensaje es el que le he transmitido y le he planteado a Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Casado (PP), Inés Arrimadas (Ciudadanos), Santiago Abascal (Vox) y a todas las personas con las que me he reunido. He pedido que todos los demócratas nos defiendan y ayuden a empujar que en Venezuela se puedan dar unas elecciones libres”.
– ¿Qué proyección tienen de las elecciones convocadas para el 6 de diciembre en el país?
“Eso es un fraude, y va a tener el mismo destino que tuvo la elección constituyente del año 2017 o la elección de Maduro en 2018: no va a ser reconocida por la comunidad internacional, no va a ser reconocida por los sectores democráticos en Venezuela, y Maduro instalará una asamblea que será ilegítima, el resultado de un fraude y que, a efectos prácticos, no va a cambiar nada la situación de desconocimiento que hay sobre Nicolás Maduro, sino que se va a agravar”.
– ¿Cuál es su rol en España? ¿De relaciones con la UE?
“Soy el coordinador del Centro de Gobierno de Guaidó, y ahora que estoy en España tengo la responsabilidad de mantener una interlocución no solamente con los partidos y las autoridades españolas, sino también en Europa. Y eso lo hago, por supuesto, junto al equipo que tenemos en Cancillería, donde está Julio Borges, y la idea nuestra es trabajar para que en Venezuela se materialicen unas elecciones libres. Y que quede claro que Nicolás Maduro es un criminal, un dictador, y necesitamos el apoyo del mundo entero y de Canarias, que sé que es así, para salir adelante”.
Conoce la entrevista completa aquí