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A Leopoldo López no lo doblega el régimen carcelario del coronel Miranda

Por septiembre 2, 2014 octubre 1st, 2020 Sin comentarios

Fuente: Konzapata

Entiende la cárcel como parte de la lucha política. De hecho, la prisión lo ha llevado a encabezar las encuestas como líder de la oposición. A su enfrentamiento contra el régimen, debe agregar ahora el que lleva a cabo dentro de Ramo Verde, donde retó a uno de sus guardianes a quitarse el uniforme y pelear como hombres. El otro se asustó y se escondió detrás de su poder. Por ahora, López escribe, lee, pinta, canta y hace ejercicios.
 

 Leopoldo-Lopez“El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor”. Los jueces y fiscales venezolanos parece que no han escuchado esta frase del filósofo chino Confucio, pues en el caso del dirigente opositor Leopoldo López están cometiendo algunos de los errores que ya cometió con el comisario Iván Simonovis.

“Tengo problemas en la vista. Hace tres semanas que mis abogados le han pedido a la jueza (Susana Barrientos) que me lleven al oftalmólogo, pero hasta ahora no ha respondido”, relató el exalcalde de Chacao a algunos de los 15 ciudadanos que pudieron presenciar la tercera sesión del juicio que se le sigue por los sucesos del 12 de febrero, celebrada el miércoles de la semana pasada.

Pero esta no es una forma de Leopoldo López de hacerse la víctima, sino de dejar al descubierto a sus carceleros y al poder judicial que lo mantiene tras las rejas.

López aseguró que cuando fue detenido tenía una excelente vista y atribuyó su actual molestia al hecho de permanecer hasta 23 horas confinado en su celda, la cual dijo que está mal iluminada. Sobre su delgadez actual, su esposa, Lilian Tintori dijo: “Hace dos semanas que no lo dejan salir hacer ejercicios y le quitaron la máquina con la que se ejercitaba”.

Porque López es una máquina en sí mismo de hacer ejercicios. Es un deportista nato. Desde que en la niñez descubrió que podía escalar uno de los muros de la casa familiar que, por cierto, hoy primero de septiembre, cumple 38 años de construida. López es maratonista. López practicaba boxeo. López practicaba velerismo. Dada su contextura atlética, hace poco retó a pelear en los patios de la cárcel a uno de los carceleros que intentó maltratarlo.

-Quítese el uniforme y dirimamos esto como los hombres, le dijo Leopoldo. Pero el otro se asustó y permanecio escondido detrás de sus medallas.

Un preso político no la lleva fácil en Venezuela. La vida se la hacen imposible a él y sus familiares. Pasaba en la Unión Soviética. Pasa en Cuba. Y pasa en el régimen chavista, que ha copiado lo peor de los totalitarismo.

Los oficiales a cargo de la custodia se dan el tupé de ignorar órdenes de sus jefes. Por ejemplo, ya circula un anecdotario sobre la conducta del coronel Homero Miranda, director de la cárcel de Ramo Verde. Daniel Ceballos, ex alcalde de San Cristóbal, dirigente de Voluntad Popular, lo denunció  de cometer torturas, atropellos y violaciones a los Derechos Humanos. Pero también se conoce esta anécdota, recién ocurrida. Durante una de las visitas al penal, el familiar de uno de los presos -a quien no se  le permitió recibir  la visita de un amigo-,  se le discutió la orden al capitán Miranda diciéndole  que alguna vez le escucharon decir a Diosdado Cabello que los presos no tenían prohibición de visitas y que todo el que quisiera, podía ir a visitarlos. Y el capitán Miranda le respondió: “El capitán Cabello no manda aquí. Aquí mando yo. Si él quiere, que se venga para acá y se encargue del penal…”.

Ya en una ocasión, el coronel Miranda – quien fue ascendido a Sargento Técnico en 2008, sin ninguna preparación en custodia de presos-,  tachó, con su puño y letra, un cartelito que había colocado Leopoldo López en la puerta de su celda, manifestando que era inocente y la Constitución lo amparaba. Pues el coronel se encargó de hacerle garabatos al “manifiesto”, y agregó palabras insultantes.

Palabras no quiebran huesos. Dirá Leopoldo López. Palabras ni humillaciones ni vejaciones. De hecho, está consciente de  la injusticia que se comete en su contra. Y consciente de que estar en una celda es una decisión política bien pensada. Si se hubiera ido del país, ya lo habrían acusado de todas las muertes habidas en las últimas protestas en Venezuela. El régimen también sabe que Leopoldo López, aún preso, sigue siendo el líder opositor de mayor pegada en los sectores populares. De allí que intenten doblegarlo con hechos de esta naturaleza. Por ejemplo, cuando es llevado al tribunal, lo despiertan a las 3 de la madrugada para que esté a las cinco de la mañana en la cárcel del juzgado, un sitio en las peores condiciones higiénicas posibles.  Y allí lo dejan por cinco o seis horas con la intención de  quebrarle la moral antes de entrar  a juicio.

¿Cómo te tratan en la cárcel? A esta pregunta, López respondió la semana pasada: “Hay un hostigamiento permanente. Por ejemplo ayer ( el martes) me dijeron que me trasladarían al tribunal a las 7 de la mañana. Me lo dijeron dos veces, a las 7 de la noche y luego a las 11, pero a las 3 de la mañana comenzaron a golpear la puerta de mi celda (…) Yo llegué aquí (el Palacio de Justicia) a las 5 de la mañana”. La audiencia, pautada a la una de la tarde comenzó a las tres.

Durante el proceso se registraron varios incidentes. Uno de ellos lo protagonizó el padre del opositor, Leopoldo López, quien increpó a la secretaria del juzgado por la negativa a permitir que más personas pudieran ingresar a presenciar el proceso. “¿Este es un juicio público o no?”, le espetó el progenitor del líder fundador de Voluntad Popular a la funcionaria.

Pero Leopoldo López no se doblega. Los padres tampoco. Saben que la lucha es larga. Y que el proceso es injusto.  Por lo pronto, López pinta, toca cuatro, lee mucho  y escribe. Escribe cartas a los amigos, a los papás, a los hijos; escribe ideas políticas que algún día serán públicas.

 
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