Promover y democratizar el deporte debe ser una de las banderas de cualquier gestión pública a nivel nacional, regional o local. La convicción de que el deporte y la recreación son vehículos para el desarrollo humano integral y antídotos efectivos contra la violencia, el ocio, la delincuencia y las drogas debe impulsar a todas las instancias de gobierno a darle calidad y contenido a la práctica deportiva. La importancia del deporte es tal, que incluso su promoción trasciende las instancias de gobierno y vemos como las mismas comunidades se organizan alrededor del mismo, originando la constitución de muchos clubes deportivos, asociaciones deportivas y ligas que, de contar con un apoyo sistemático y responsable por parte de las instituciones del estado, sin duda contribuirán, aún más, a masificar la práctica deportiva en todos los rincones del país.
Nuestra Constitución en su artículo 111 señala que “Todas las personas tienen el derecho al deporte y a la recreación como actividades que benefician la calidad de vida individual y colectiva. El estado asumirá el deporte y la recreación como política de educación y salud pública y garantizará los recursos para su promoción. La educación física y el deporte cumplen un papel fundamental en la formación integral de la niñez y adolescencia”.
De aquí se desprende que una definición de una política deportiva, ya sea nacional, regional o local, supone conocer en primera instancia las posibilidades que podrían potenciarse a través del deporte dado sus principales funciones, a saber:
Una función de salud pública, de mejoramiento físico y psicológico del individuo.
Una función educativa, de formación integral de principios y valores para la sana convivencia.
Una función social, al actuar como mecanismo de integración social, pues favorece el intercambio de grupos diversos, fortaleciendo la tolerancia, la solidaridad y la confianza, y como vehículo de socialización al permitir conocer a los miembros de la comunidad.
Una función cultural, en la medida en que posibilita la difusión de la cultura, de las costumbres, de la idiosincrasia propia de cada pueblo y comunidad. También se constituye en un medio de intercambio cultural.
Una función de construcción de ciudadanía, al promover la organización comunitaria y la formación de asociaciones y clubes que entrelazan el tejido social.
Conocidas las posibilidades que pueden potenciarse a través del deporte y siempre manteniendo el espíritu propositivo que inspiran estos artículos, quisiera plantear una serie de lineamientos para la ejecución de una política pública en el área deportivo-recreativa y que nos sirvieron de base para la política desarrollada durante la gestión de la alcaldía de Chacao entre el 2000 y 2008:
- Desarrollar las diferentes disciplinas deportivas de acuerdo a la capacidad instalada en cada una de las localidades.
- Masificar aquellas disciplinas con mayor arraigo o demandas en las comunidades.
- Consolidar las disciplinas con mayor arraigo o demanda en las comunidades.
- Fomentar una cultura ciudadana de participación en los habitantes de las comunidades en la formulación de la política pública deportivo-recreativa, garantizando las condiciones y los mecanismos para hacer efectivo este derecho.
- Facilitar procesos de evaluación de calidad de servicio y de programas por parte de usuarios, comunidades y/o beneficiarios, a fin de retroalimentar la ejecución de políticas públicas en materia deportivo-recreativa.
De esta forma, para que el deporte sea un elemento que cohesione a nuestra sociedad debemos contribuir a alcanzar el desarrollo individual y potencial de cada comunidad, de cada municipio y Estado, diversificando la oferta de programas y servicios, a través de la participación de la comunidad en la identificación de sus necesidades y oportunidades, garantizando el acceso de su población a instalaciones modernas y adecuadas.
Leopoldo López.
