Entrevista a Leopoldo López por Isabel Munera
Diario El Mundo
Madrid, España
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Tres intentos de asesinato, un secuestro y una inhabilitación para ejercer cualquier cargo público son sólo algunas de las experiencias por las que ha tenido que pasar el opositor venezolano Leopoldo López en sus 39 años de vida. Unas experiencias, que pese a su dureza, lo han hecho más fuerte y lo han animado a seguir luchando por una “verdadera democracia” en Venezuela. Para debatir sobre el futuro de su país y de Latinoamérica estuvo en Madrid, en el Foro Ágora, que reunió a 100 líderes de 18 países de América Latina.
Pregunta.– Después del éxito obtenido por la oposición en los últimos comicios, celebrados el pasado 26 de septiembre, ¿qué retos se plantean ahora?
Respuesta.– Pasar del 52% de apoyo obtenido el 26 de septiembre a un 60, 70%. Y para conseguirlo tenemos que lograr sumar a quienes hoy no están identificados con nosotros a través de un trabajo social y de una propuesta clara de futuro, no sólo a través del rechazo al presente.
P.– ¿Y quién debe ser la persona encargada de hacer llegar ese mensaje y de liderar ese proyecto que ilusione a los venezolanos?
R.– Desde Voluntad Popular [el movimiento que él lidera], pensamos que los liderazgos deben ser elegidos por las bases, a través de procesos de primarias.
P.– ¿Qué han supuesto los resultados electorales del 26 de septiembre para la sociedad venezolana?
R.– Por fin se ha roto la tendencia que se había dado hasta ahora en todos los procesos electorales durante el oficialismo. Ganar unas elecciones en Venezuela era un esfuerzo titánico y se ganaron. Esto es un avance tremendo en la confianza de que puede haber un futuro distinto.
P.– ¿Y qué futuro dibuja la oposición venezolana?
R.– Pues el de conquistar todos los derechos que están recogidos en la Constitución. Es una idea sencilla pero muy poderosa. Esto supone un Estado distinto al que tenemos.
P.– ¿Cuáles son los principales problemas con los que se enfrentan los venezolanos en su día a día?
R.– El principal problema, sin duda, es la inseguridad. Venezuela es el país más inseguro de América Latina. Este problema está acompañado, además, de un problema que es aún más grave, la impunidad. De cada 100 homicidios que ocurren en Venezuela, 93 quedan impunes, pero en la medida en que el Gobierno no reconozca esto como una prioridad no se va a solucionar.
P.– ¿Por qué no ha convertido Chávez este problema en una de sus prioridades cuando puede ser un caldo de cultivo para que disminuya su apoyo entre la población?
R.– El Gobierno ensalza la muerte. Su lema es patria, socialismo o muerte. Cuando, por el contrario, la vida debería ser promovida como el principal valor.
P.– A su juicio, ¿qué es lo peor del chavismo?
R.– Sin duda, la exclusión que plantea a más de la mitad de los venezolanos. El mayor daño que se ha hecho a los venezolanos durante todos estos años es someterlos a un conflicto permanente, a un enfrentamiento que incluso ha llegado a sembrar el odio. Tenemos que arrancar eso de raíz y promover una Venezuela para todos los venezolanos.
P.– Por tanto, una Venezuela no excluyente.
R.– Exacto, una Venezuela en la que el Gobierno no ataque continuamente el derecho a la libertad de expresión y en la que no se intimide a los periodistas en el ejercicio de sus derechos.
P.– Teniendo en cuenta estas premisas, ¿podemos definir Venezuela como un régimen democrático?
R.– Desde todos los puntos de vista, Venezuela no es una democracia saludable. Todos los días el Gobierno violenta algunos de los derechos recogidos en la Constitución. Además, no hay autonomía de los poderes públicos. El poder judicial está sometido a los designios del poder ejecutivo.
P.– ¿Se ha sentido alguna vez indefenso por este motivo?
R.– Muchas veces. Yo he sido inhabilitado por la vía administrativa sin que se celebrara un juicio, violentando la Constitución. Mi caso está en la Corte Interamericana de Derechos Humanos y espero ganarlo el año que viene.
P.– ¿Ésa ha sido su peor experiencia con el chavismo?
R.– Bueno, lo peor son los ataques diarios que sufrimos quienes no formamos parte del oficialismo y el asesinato moral al cual somos expuestos por los medios de comunicación oficialistas, que nos injurian y difaman sin ninguna posibilidad de defensa por la vía judicial.
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Artículo original publicado por www.ElMundo.es