Es claro que la unidad de las fuerzas alternativas al gobierno, más que una necesidad estratégica, representa una demanda popular. Es una exigencia para que la dirigencia política esté a la altura del momento histórico que vive el país. De esta forma, se ha dado un debate público entre distintos actores acerca de cuál es la mejor forma de construir esa unidad y de cómo hacer para que se trascienda, de la simple unión de factores, a la presentación de una alternativa cohesionada, organizada y legitimada por la voluntad popular.
Es decir que, para tranquilidad de los ciudadanos, podemos afirmar que la necesidad de la unidad no está en discusión. Lo que está en discusión es cómo se construye esa unidad y qué atributos debe presentarle al país para ser una alternativa atractiva no solo a la oposición, sino a todos, especialmente a aquellos que se han venido alejando y desconectado de los asuntos públicos y aquellos que, si bien han acompañado al gobierno en los últimos años, se están dando cuenta de la ineficiencia cada vez mayor para resolver los problemas básicos de los venezolanos, de la corrupción creciente en las filas del gobierno y de la constante violación a los derechos y libertades establecidas en nuestra constitución.
Algunos factores han pretendido hacer ver que la presentación de propuestas para el debate, cómo las primarias para la construcción de la unidad y una tarjeta unitaria por la cual exprese su voto toda la alternativa democrática, representan actitudes antiunitarias y, consciente o inconscientemente, han caído en descalificaciones propias del gobierno contra quien dicen luchar.
Desde el día que arrancó este debate, en el mes de septiembre del año pasado, dejamos clara nuestra posición: estamos planteando esta discusión con suficiente tiempo de antelación a la elección, para construir la mejor unidad posible, que sea atractiva para la mayor cantidad de venezolanos y no sólo para los que se identifiquen con la oposición, para que, de esta forma una vez superado el debate, nos aboquemos todos a hacer una campaña unitaria que lleve a la mayor cantidad de hombres y mujeres de la alternativa democrática a la Asamblea Nacional. Eso lo dijimos desde el primer día y lo seguimos sosteniendo. Por eso hemos querido formular una serie de recomendaciones y advertencias a toda la dirigencia política de la oposición. No basta con ser mayoría de opinión, esa mayoría hay que convertirla en votos. No basta con la simple unidad, la unidad tiene que ser ganadora.
Hoy podemos decir que si bien por un lado, existe una opinión que desfavorece al oficialismo debido al progresivo deterioro de la imagen del gobierno y a la percepción creciente del deterioro de la situación del país (hoy el 61% de la población evalúa de forma negativa la situación del país), por el otro, la ley orgánica de procesos electorales y la falta de un proceso participativo en la construcción de la unidad de la alternativa, representan un obstáculo importante en conseguir la victoria en la Asamblea Nacional. Por lo demás, este creciente deterioro de la imagen del gobierno y la percepción del desmejoramiento de la situación del país no se traduce en una automática transferencia de votos a la oposición ni en una automática mayoría.
Con respecto a la conformación de la unidad, a la fecha es clara la intención de avanzar lo más posible con el acuerdo de pocos partidos desde Caracas, con poca participación de las regiones y sin representación en la decisión por parte de sectores distintos a los partidos: sindicatos, estudiantes, gremios etc. Esta dinámica es excluyente y representa una práctica rechazada por la mayoría de los venezolanos que podría tener efectos negativos en los resultados electorales.
Las discusiones de la mesa de la unidad y los reglamentos, han tenido un marcado sesgo en contra del proceso de la consulta ciudadana o primarias para la selección de candidatos. Esta actitud de la mesa de los partidos de imponer el acuerdo desde Caracas en lugar de las primarias, contradice el espíritu de la mayoría de los venezolanos que están de acuerdo con este mecanismo. No solo es una mala señal que se emite desde la mesa al país, sino que reduce las posibilidades de éxito al poder aumentar la pasividad y la abstención en el proceso electoral, que dicho sea de paso, requerirá de cada voto para poder ganar circuitos que se han perdido en el pasado.
El proceso de primarias no solo permite construir el más amplio y democrático acuerdo para los candidatos de la unidad, sino que también representan una importantísima siembra en democracia y en liderazgos en todo el país, sobre todo en aquellos estados o circuitos en donde el oficialismo ha salido tradicionalmente favorecido electoralmente.
Estas líneas representan un llamado a la reflexión. Estamos a poco tiempo de que se tomen decisiones que, o bien pueden favorecer a la construcción de una unidad ganadora, o bien a la simple alianza de partidos políticos que excluya a millones de venezolanos de tomar la decisión de quienes serían sus mejores representantes en la futura Asamblea Nacional.
Leopoldo López.
Columna publicada por el diario El Nacional.